Como en casi
todas las cosas, hay una cifra por ahí que nos dice que 3 de cada 4 personas
tendremos que hablar en público alguna vez en la vida. La mayoría de los que
estáis leyendo esto seguro que ya habéis experimentado lo que es hablar o
actuar en público. Sin duda es un momento bastante delicado, donde distintas
sensaciones nos van asaltando sin control: sudoración, temblor de voz, vértigo,
taquicardias, sequedad bucal, nudo en el estómago, etc.
Si alguna vez
has sentido algo de esto, aquí van doce consejos para que no te pase y salgas
seguro y con éxito en tu intervención:
1. Estar bien preparados.
Si, ya sé que
parece una obviedad, pero a veces se nos olvida lo más básico. Por eso, cuanto
más trabajemos lo que vamos a decir, mejor. No escatimes esfuerzos ni tiempo en
prepararte muy bien tu participación, supondrá una inyección de seguridad
importantísima.
2. No improvisar.
Al hilo de lo
anterior, improvisación CERO. Cuando vemos actuaciones o discursos donde parece
que en un momento determinado el orador trae un chiste o una anécdota por algo
que ha dicho, no te lo creas: lo tenía preparado. Sólo con muchas horas de
tablas podrás improvisar algo. Pero créeme, los grandes NO improvisan, trabajan
mucho el punto 1.
3. Conocer donde vamos a intervenir.
Una de las
cosas que al ser humano le proporciona mayor tranquilidad y seguridad es haber
estado allí antes. La primera vez que fuimos a clase en la universidad o a
nuestro trabajo, íbamos con mucha desconfianza, observas todo, no sabes muy
bien donde ponerte. Pasados unos días, el mismo escenario (clase, trabajo,
etc.) se convierte en algo que forma parte de nosotros. Y entramos con
confianza, con convicción. Por lo tanto, si tienes la oportunidad de conocer
físicamente el lugar donde vas a intervenir mejor. Si no puedes ir, internet te
ayudará.
4. Relajación.
Esto es muy
personal. Cada uno tiene que hallar lo que le relaja antes de realizar algo.
Así, algunos lo conseguirán caminando un rato. Otros, hablando con alguien o
“whatsappeando”. También bebiendo un Gin (he dicho UNO) o dando dos gritos en
privado. Lo que sea que nos relaje estará bien. Busca lo que te relaja a ti.
5. Mensajes positivos.
Aquí es
fundamental hablarnos y querernos mucho. Ten en cuenta que todo lo que nos
decimos nuestro cuerpo, que es muy sabio, toma nota. Y si las frases no son
bonitas, nuestro estado de ánimo no será el más óptimo para intervenir. Por el
contrario, cuanta más fuerza y positividad imprimamos a nuestro mensaje
interno, con más ganas y confiados saldremos.
6. Respiración.
Todos sabemos
lo importante que resulta una respiración calmada. Cuando uno se encuentra
nervioso, automáticamente se acelera nuestro ritmo cardiaco y entramos en
bucle: nervios-corazón acelerado-más nervios-más rápido late el corazón…Por lo
tanto, una buena forma de salir de esa encrucijada es controlando la
respiración. Centrarnos en inhalar y exhalar con calma, sintiendo como entra y
sale el aire de nuestro cuerpo. Si te hallas muy muy nervioso, te recomiendo
realizar cuatro respiraciones cortas y una larga en una serie de cinco
repeticiones. Es decir, veinte en total. Notarás una relajación inmediata.
7. Focalizar una cara.
Uno de los
males más comunes al hablar en público es sentir un vértigo al mirar a las
personas que nos están escuchando. En vez de personas o caras, se suele
observar una masa que nos produce una sensación de mareo. Si te ocurre, lo que
debes realizar es una fijación visual sobre una persona, recreándote en todos
los detalles de su cara: pelo, ojos, gafas, boca, etc. Una vez que has fijado
un rostro, donde antes había una masa desaparece y podrás distinguir al público
perfectamente.
8. Plan B.
Aunque hagamos
todo muy bien, siempre puede surgir un imprevisto. Por eso, es recomendable que
tengas un plan B. ¿Y que ponemos aquí? Algo con lo que nos sintamos cómodos.
Tal vez unas cuantas frases que hemos desarrollado en foros más reducidos o
algunas anécdotas que se las hemos contado a nuestros amigos. Esto nos ayudará
a salir del paso y ganar tiempo hasta reconducir nuestra intervención.
9. Amuleto
Aunque no seas
creyente o supersticioso, casi todo el mundo tiene algo que le trae “suerte”.
Unos zapatos, unos pantalones, una pulsera o un objeto que nos regalaron unos
amigos cuando estuvieron de viaje por la India. Pues bien, esto no es que nos
dé “suerte”, simplemente nos hace ganar confianza y nos ayudará a vencer la
inseguridad.
10. Visualización de nosotros realizando la intervención.
Siéntate en un
lugar tranquilo durante 15 o 20 minutos. Cierra los ojos y respira sintiendo
como entra y sale el aire de nuestro cuerpo. Comienza a imaginarte hablando en
público. Fíjate en todos los detalles: la ropa que llevas, si tienes calor o
frio, las personas que nos observan, qué estás diciendo y cómo lo expresas, a
que te huele, etc. Es muy importante recrearte en la escena, no dejes nada
pasar por alto. Y como eres tú quien se encuentra imaginando, no tengo que
decir que estás bordando la intervención.
11. Personaje que admiremos.
Seguro que
tienes un político, un periodista, un jefe o un amigo que cuando habla en
público nos resulta embaucador escucharle. Intenta estudiar a ésta persona:
movimientos, entonación, manera de mirar a los demás, etc. Después, como un
juego, trata de imitarlo, de meterte en sus zapatos y realizar una intervención
como si fueras la persona que admiramos.
12. Mini lista de éxitos.
Aunque no nos
lo creamos, estoy convencido que has tenido que intervenir alguna en público y
has salido bastaste bien. Debes recordar y anotar las tres ocasiones que has
intervenido y has logrado un buen resultado. No es necesario que fueran ante
auditóriums grandes, ni exposición larga; basta con que para ti resultarán
importantes, te causaran miedo al pensar en ellas y después consiguieras lo que
deseabas. Cuando lo tengas escrito, recréate en esos tres momentos de tu vida
que produjeron una satisfacción personal importante.
Si realizas
todos los pasos conseguirás rebajar considerablemente el miedo o el gusanillo
que todos notamos en el estomago antes de una intervención. No te sientas un
bicho raro. Todo el mundo, por muchas tablas y experiencia que tengan, sienten
ciertos nervios antes de hablar. Lo importante es canalizarlo en algo positivo
para que nos mantenga activados y con la docena de consejos que acabamos de
ver, créeme que lo lograras."